Los médicos, enfermeras y otros “curanderos” han tenido relaciones especiales con los pacientes durante siglos. Este vínculo único entre quienes brindan tratamiento médico y quienes reciben su atención actualmente se ve amenazado por un sistema de atención médica masivo e impersonal que se vuelve más dependiente de la automatización y la tecnología con cada año que pasa. La buena noticia es que las actitudes de los pacientes, las impresiones y el posterior cumplimiento de los planes de tratamiento pueden verse influidos positivamente cuando los profesionales sanitarios mejoran sus habilidades de comunicación con sus pacientes.

Los estudios muestran que existe una clara relación entre la alta satisfacción del paciente y las organizaciones de atención médica que brindan atención segura y de calidad. Un informe de Health Grades (mayo de 2016) señaló que los hospitales clasificados en los porcentajes más altos de comunicación entre médicos y enfermeras tenían tasas más bajas de eventos adversos para la seguridad del paciente.

Como regla general, la educación médica tradicional no enfatiza, ni enseña a los médicos jóvenes cómo comunicarse de manera óptima con los pacientes y sus acompañantes para mejorar la calidad de la atención y la seguridad del paciente. Aunque las escuelas de enfermería han enseñado la importancia de ser defensores de los pacientes, la mayoría de los programas formales de capacitación en comunicación y
trabajo en equipo no estaban disponibles. La importancia de la comunicación como componente básico y fundamental de la atención al paciente se hizo evidente a principios del nuevo milenio con la publicación
2 del informe “Errar es de humano” de la División de Salud y Medicina.

Los profesionales de la salud ya no podían simplemente asumir que los pacientes entendían automáticamente las complejidades de tomar medicamentos recetados o cumplir con los planes detallados de tratamiento ambulatorio.

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